jueves, 5 de marzo de 2009

Las mil cosas y una cosa

Hoy me levante a las 7:30, son las 17:15 y hasta las 21 no pasaré por la resi. Y olé.

Durante este cuatrimestre seré una mujer tremendamente ocupada. En lugar de pelar mangos pelaré cables. En lugar de capoeira, ahora toca aikido. En lugar de nada pues me pasaré tardes en clases de interpretación.

Memorable mi iniciación al aikido el lunes pasado. Y más memorables aún que la iniciación son las agujetas que aún arrastro. Yo, que nunca fui persona de deportes, ahora me adentro en el mundo de las hostias bien dás. Durante el primer cuarto de hora me dediqué a aprender a caer hacia atrás; a lo largo del 2º cuarto de hora me dediqué a tirarme contra la colchoneta de frente como Peter Griffin cuando olvidó cómo sentarse, bajo la excusa de estar aprendiendo a caer hacia adelante. Toda una infancia de moretones entrenando para no caerse y ahora resulta que existe una manera correcta de hacerlo. ¡Mecagüen...! Deberían enseñarnos esto a los 2 años, para poder disfrutar a gusto de los montones de escombros de obras, de los bordillos en todas sus formas, de las piedras con las formas más temidas por las madres y las abuelas. En líneas generales, de "lo peor", por donde, por lo visto, siempre andaba yo.

El profesor es clavadito a Mike Myers, así que cuando nos comenta el nombre de algún movimiento se transforma en una especie de versión americana de Chiquito de la Calzada hablando japonés. Un poema. El poeta en cuestión es también profesor de mates aquí en la Politécnica.


Por cierto, hace tiempo que no comento el tiempo meteorológico por aquí: llueve o hace sol o hace viento o llueve y hace sol y hace viento. El frío es factor común.

Lanzaré pues para clase. A lo mejor cuando vuelva para casa tengo tanta suerte como el otro día y, mientras leo en el metro de vuelta, una mano morenita y regordita con hoyuelos se adentrará en mi campo de visión aferrada como a un clavo ardiendo a una bolsa de gominolas de colores con forma de ositos rebozados en azúcar. Esta vez igual le digo que sí y me como uno de color naranja vida, en lugar de comerme a Gonzalo el de Siete vidas. Qué personajes se encuentra una en el metro.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Jajaja, lo que me he reído leyendo esto! Y eso que acabo de empezar a cotillear el blog...
Además no había visto el vídeo de Peter y es buenísimo! Seguro que nosotros somos iguales pero sin sillón, nos tendríamos que grabar...(y si no, ya verás mañana la espalda como la tenemos xD)
Bueno, ya te dejaré algún comentario más por ahí cuando tenga tiempo!

Bárbara dijo...

¡¡Es verdad!! Tú entiendes lo de caer hacia adelante jaja. Qué guay tener apoyo en esto por el blog :)

Anónimo dijo...

Pues sigue con el blog, que mola leerte xD