martes, 24 de agosto de 2010

"Fiestes de prau, de les de siempre"

Y me refiero a las de pueblos en los que aún no tiene sentido el reconocimiento oficial por necesidad que se le viene otorgando al botellón y en los que no hay afluencia masiva de gente.

"Prau" (prado), carpa, sidra, bollos de chorizo, vino que no se conoce más allá de los confines de la verbena, una orquesta de músicos uniformados con un gusto únicamente comparable con el precio del vino, espontáneos esperpénticos ("esperpontáneos"), desenfado y familiaridad general. También hay concursos de canto tradicional o "toná" (hablando en plata, cantar a voces imitables por una gaita) y de baile.
 

El baile.
En estas francachelas rurales existe un "Decálogo del buen bailar" no escrito, pero asumido con máximo grado de respeto por todos los asistentes, generación tras generación, desde tiempos inmemoriables. Cabe destacar el derivado de esta joya del folklore que es el "Decálogo para el buen bailar - especial bodas".

Las normas básicas originales son las siguientes:

1. Desde el momento en que la pareja decide adentrarse en la pista de baile, ambos miembros han de levantarse de la silla con una intención superlativa (que con la edad decrece) de sentar cátedra como que no quiere la cosa. Indicios de haber iniciado este ritual milenario se aprecian porque se resiste la boca tan fuertemente a dibujar una sonrisa que ésta ha de asomarse por los ojos, resultando en una mirada provocadora y divertida.

2. Una vez en la zona de danza, se ha de adoptar una actitud hierática, caracterizada por una rigidez cervical notoria.

3. Al coger a la pareja, los codos han de quedar a la altura de los hombros. Son tus codos los que han de quedar a la altura de tus hombros.

4. Es preciso mirar al infinito por encima del hombro de la pareja de baile y evitar, en la medida de lo posible, desviar la atención del horizonte. Esto es, si tu pareja te sorprende con un jocoso comentario fruto de la excitación del momento, tú desvías la mirada forzosamente hacia él/ella, asientes, sonríes sin enseñar los dientes (esto es importante, ya que denota seriedad y concentración en la tarea y, por tanto, es una muestra de respeto a los antepasados) y rápidamente retomas la posición inicial.

5. Hay que considerarse a sí mismo un paquete. Me explico: hay que comportarse como un solo cuerpo, compacto. No se tienen extremidades (y si se tienen son de escayola; me pregunto si esto afectará a todo, todito el cuerpo).

6. Los pasos de baile se corresponden con los de un pasodoble amateur, suene la canción que suene, y deberán dibujar una imaginaria estrella de múltiples puntas en el espacio de pista conquistado.

7. El movimiento de los pies ha de ser seco, seguro. Confiad, no pisaréis jamás a vuestra pareja. Y que el entorno observador no os gobierne, es impensable que alguien cuestione la profesionalidad de la técnica de baile.

8. El hombre ha de estar constantemente atento a todo. Más que por caballerosidad, por agarrarse como un clavo ardiendo a cualquier suceso que tenga lugar a su alrededor mientras baila y que, al informar divertido a su pareja (punto número cuatro), desvíe la atención de su mínima destreza para el baile, provocando una placentera sensación de alivio en el caballero. Este gesto se repetirá a lo largo de la canción hasta el fin de la misma.

9. Cuando la música llega a su fin, la pareja recobrará la naturalidad en las articulaciones y, separándose un miembro del otro, sonrientes se aplaudirán a sí mismos. Varias parejas realizando este ejercicio al mismo tiempo darán la sensación de estar aplaudiendo al resto de participantes.

10. Bajo el popular lema "aquí no ha pasado nada", la pareja se dirigirá a sus respectivas sillas de plástico blancas y retomará su actividad previa a la danza (probablemente, echando un "culín").


Los esperpontáneos
En "les fiestes de prau" se distinguen personajes que han entrado como mitos en éste, nuestro s.XXI. Por mucho que cambien los tiempos, ellos permanecen. Un pueblo no se concibe sin ellos, sobre todo un pueblo en fiestas. Son las víctimas de la facilidad que tienen los vecinos para acuñar títulos de infamia que siempre terminan en "del pueblo". Unos ejemplos son: "el borracho del pueblo", "el tonto del pueblo" o "la loca del pueblo".

En este caso, me centraré en el título más vanguardista de todos: "el trasesual del pueblo". Estas hijas del destape emanan un halo de inadaptadas difícilmente disimulable. Incluso si servidora no es del pueblo, acaba desviando la mirada hacia este personaje por alguna razón que escapa a su comprensión. Cuando decides compartir la impresión y comentas lo sola que está y la manera tan psicodélica de bailar que tiene, te explican: "ah, esa antes era Manolo; fue a Barcelona a operarse y todo porque entonces no había más sitios". Y tú sin saberlo. "Hay que ver, ¡no parece un hombre!" Pues claro...

Es, cuando menos, curiosa esta reacción y, además, muy común. Permitidme que haga un inciso aquí. En el fondo, nuestra mente es tan vil y morbosa que inconscientemente esperamos que el resultado de la operación sea un aborto de la misma. Un freak de feria. Mujer barbuda, hombre con curvas, un deportista con peluca y minifalda, una voz de orco atrapada en un cuerpo de sílfide... Y así y todo tildamos de raros sin despeinarnos a aquéllos con una realidad, aunque diferente, bastante más "normal" - sea lo que esto sea - que lo que imaginamos a priori.

Retomando la verbena, Manola estará bailando sola con su pinta de vino interminable (aquí sí que "hay paisano"...), los ojos cerrados y el equilibrio intermitente. Habiendo superado el drama de cambiarse de sexo siendo de un pueblo pequeño, poco le importará bailar dejándose llevar, con la vista fija en la única persona que la entiende: ella misma.


Son únicas estas fiestas. A la luz de los farolillos de colores, que contienen la magia de la verbena como un círculo de sal, se deja una llevar por la orquesta cacofónica y sus canciones pasadas de moda, por la gente y el buen humor, por la amistad, la sidra y el barro de los pies, en plena oscuridad del monte, como en secreto, y tiene una ya uno de los mejores recuerdos del verano, de los que brota una carcajada así, sin avisar.
Y digo yo, que en una región de historia celta, una celebración aislada en una pradera alta no deja de ser la evolución natural de un ritual en honor al dios pertinente...

¡Pues brindo por el dios de las pequeñas cosas, que al final del día, siempre son las mejores!

viernes, 13 de agosto de 2010

Una dosis de tiempo real (rechacen imitaciones).

1001 noches, con Joaquín Petit.

Programa dedicado a Juan Pérez Mercader (el entrevistado). Uno de los científicos españoles más prestigiosos. Investigador de Harvard, entre muchas otras cosas, investiga la vida en el espacio exterior a partir del origen de la nuestra en la Tierra y se codea con la cercana realidad de sintetizar organismos a la carta. Leed alguna biografía por internet y maravillaos.

En la entrevista, con esa cercanía y naturalidad tan característica de quienes ven años luz más allá de a donde nos llega la vista a los demás (y que, paradójicamente, suelen usar gafas), hace hincapié en lo insignificante que es la Humanidad en la historia del universo con el siguiente ejercicio:
imaginad que vuestra envergadura es la línea temporal desde el Big Bang (punta del índice derecho) hasta hoy (punta del índice izquierdo). Es decir, tenemos una braza de 13700 milliones de años, salvando las distancias, nunca mejor dicho, entre las unidades métricas. Entonces:

1. El agua, tal y como la conocemos, apareció a la altura del hombro derecho.
2. El planeta se enfrió lo suficiente para que surgiese vida (del orden de microorganismos) a la altura del hombro izquierdo.
3. Antes de llegar al codo izquierdo, se estima, hubo un cambio climático atribuído al impacto de un meteorito en la Tierra.
4. Después del codo ya existen seres vivos que con el "tiempo" causaron un nuevo cambio climático (¿os suena?)...

Tras algunas puntualizaciones históricas más, de las que nos podemos hacer una idea, llega Juan Pérez Mercader a la Humanidad, en la primera falange del dedo índice izquierdo. Pide una moneda con la que se da un raspazo en la uña de dicho dedo y añade: "ya no existimos".

Como él mismo ha dicho, "es necesario recordar estas cosas porque nos ponen en nuestro sitio".

El vídeo que adjunto es del cantautor gaditano Paco Cifuentes y el tema es "La vida aparte". Fue invitado al programa aprovechando que el mismo homenajeado siente un gran aprecio por los artistas de esta escuela.




lunes, 12 de julio de 2010

Y se lió la del pulpo.


He aquí mi pequeño homenajpeg.
 
 
P.D.: ¿Cuál es la probabilidad de que, obligados a compartir mesa en un bar con otras dos personas desconocidas al azar durante la final del mundial, derive la conversación en trenes, algoritmos genéticos y redes neuronales?  

Waka, waka, eeh, eeh...


viernes, 2 de julio de 2010

Achtung!

En las próximas semanas se apreciará una apariencia, digamos, camaleónica del blog. No es más que ensayo y error en busca de un nuevo look.

Disculpad las molestias.

Y ahora, unos minutos musicales: 

martes, 18 de mayo de 2010

Predicción para mi vida en el mundo.

PREDICCIÓN METEOROLÓGICA EN ASTURIAS.
Grandes claros, salvo a primera hora.
De madrugada y a primeras horas, cielo nuboso abriéndose posteriormente grandes claros. Posibilidad de alguna precipitación débil, oscasional y dispersa. Brumas y bancos de niebla matinales. Temperaturas mínimas en ligero ascenso y máximas sin grandes cambios. Viento de dirección variable flojo.

Ojalá alguien me hubiese dicho esto a mí en cuanto adquirí Usoderazón.

En general, unos Padres Responsables nos inculcan el hábito de estudio y la importancia de los títulos académicos con la idea de asentar bases seguras sobre las que construír tu futuro profesional. Éste, a su vez, en ocasiones, nos lo sirven como condición necesaria y suficiente para vivir tranquila y despreocupadamente. Base sobre base.

- Procesado de mi viaje a Nueva York -

De lo que no nos advierten es de que las circunstancias que atravesamos durante la construcción de esos cimientos se entretejen con nuestras ambiciones y nuestra ética (¿qué será esto?), unas veces para bien y otras veces como dañinos radicales libres que arañan la epidermis de los valores más hidratados. Vivimos en constante exposición a estos cantos de sirena que
nos desvían de la ruta establecida por...¿quién? Se alimentan de cansancio, de desánimo y de dudas. A más inseguridad, más intensidad. Si no contamos con la protección suficiente, se autoproclaman cónsules vitalicios de nuestra perspectiva. No nos gusta admitir que alguien controla nuestros actos, así que, llegados a este punto, decimos que estamos "en crisis".

Os recuerdo que cuando escribo esto estoy pensando en influencias a las que, una vez superadas, no puedes definir de otra manera que no sea como pérdidas de tiempo. Por su puesto que algunas veces directamente te conducen a la ruta adecuada, sin tú saber hasta entonces que estabas confundido. A pesar de extrañarte tanta bruma y precipitación cada vez más fuerte.

Creo que me he confundido a mí misma un poco más a lo largo de este último párrafo.

En fin, oigo campanas, huelo incienso, veo cigüeñas, siento salmos y sigo sin saber dónde c****** está mi campanario.

jueves, 22 de abril de 2010

Nueva York IV: You Can't Always Get What You Want.

Café con escalofríos frente a los reconstruidos cimientos de lo que otrora fuera el World Trade Center de Nueva York. A pesar del ruido constante de las obras, lo sientes. Sientes un silencio que no corresponde, que no debiera darse allí. Es un silencio incierto, como el que se da cuando una persona, inesperadamente, explota en ira y nadie sabe qué decir, si es que se debe decir algo. Silencio de incomprensión que ahoga hasta el claxon de los coches.

Comienzas a fijarte en los edificios circundantes, que tampoco son de dos plantas, en lo cerca que están unos de otros y entonces te preguntas: ¿qué talla podría haber tenido aquel terrible Big Bang?

Nunca he estado tan cerca de dimensionar mentalmente una catástrofe como aquella mañana. De comenzar a asimilar el Horror, que aún se respira en el ambiente enrarecido, fantasma. Se filtró por grietas, paredes, cristaleras y espíritus, dejando humedad para siempre.Y se percibe. Se percibe de tal manera que la gente es más prudente alrededor de los cimientos. Reina una tranquilidad propia del ojo de un huracán, donde se lamenta el desastre a la vez que se teme un nuevo azote. Incluso los taxis parecen menos amarillos, no chillan.

Por suerte, existen personas a salvo de esta desgracia. Y no hablo de ti y de mí y de todos los que no lloramos a nadie de allí. Todos hemos perdido. Hablo de pequeñas, afortunadas criaturas felices en su ignorancia, como una niña de unos 6 años que se cruzó en nuestro camino en el metro. Un señor tocaba y ella bailaba. Sin entender de restricciones. Empezó de la mano de su padre y cuando éste le soltó la mano, ella arrancó en solitario. La gente, de mutuo acuerdo, fue arrinconándose en el andén, abriendo un claro que la infanta bailarina no dudó en utilizar, a pesar de las columnas. Ella bailaba, la gente se abría y ella ampliaba su pista de baile. Segura de sí misma, perdida en su coreografía inventada, se abría paso en una parada de metro abarrotadísima, en Nueva York. ¿Cuándo dejamos de ser tan endemoniadamente felices?

Ese día paseamos por el Financial District. Enfrente del cementerio de la Trinity Church me compré un señor Smoothie (batido sin leche) de fresa y mango, hecho al momento de fruta súper fresca. Fue tal el placer que me produjo que esperé hasta el Federal Hall a tomarlo a gusto porque delante del cementerio ya me estaba dando apuro.

Bajamos también hasta los muelles, donde comimos. Cerveza del día: una de las cinco cervezas caseras que tenían, concretamente la "most refreshing". 

Para bajar la comida nos dirigimos hacia Chinatown. Por el camino vimos a un colaborador de prensa rosa español, "el de los tucos". Y en la China neoyorquina coincidimos con el gobernador del estado de Nueva York, David Paterson. Lo recibieron con dragones chinos, algún personaje pintoresco de cultura popular china y coles pescadas con una caña (?).



Lo que más me sorprendió del encuentro fue la seguridad del gobernador, aparentemente escasa. Aunque tenían a un par de chinos por allí abriendo paso que cualquiera les decía que no. Esos sí que saben curtir cuero. La verdad es que una pelea callejera de chinos debe ser directamente una película. Cuántas pelis habrá con escenas robadas. Bueno, esta violencia bautizó el Bloody Angle o "esquina sangrienta", que doblamos al marcharnos. Es una esquina de Chinatown de historia relacionada con las mafias chinas y sangrías. Allí asesinaron a Don Simón. El nombre comercial es honorífico.

Asumimos que pasamos también por Little Italy. Y digo asumimos porque Chinatown se la ha ido comiendo entera. 


A view from the bridge, de Arthur Miller. Starring: Liev Schreiber, Scarlett Johansson, Jessica Hecht. 


Nos gustó muchísimo a los dos. Para Scarlett, ducha en el cine, es el primer contacto con el teatro. El escenario incluía una plataforma central giratoria con dos decorados: exterior e interior de la casa principal. El teatro, Cort Theater, no es especialmente grande, lo que me pierde. Ver una representación teatral a cargo de gigantes en un teatro pequeño tiene un encanto muy especial que de otra forma se perdería.

Para rebajar el drama de la obra, surgió un pequeño lío cerca de nuestros asientos. Dos personas habían comprado la misma entrada via Ticketmaster. Un Señor Muy Gordo y Cabreado y una Señora: 

SMGC:  La entrada es mía y te voy a decir por qué: yo compré la entrada por Ticketmaster, la perdieron y te la revendieron a ti. 
S: yo también la compré por Ticketmaster, ¿cómo van a vender una entrada dos veces?
SMGC: ¡Esta entrada es mía porque pone mi nombre!
S: Mi entrada también pone mi nombre.
SMGC: Ah, ¿sí? ¿¿Cómo te llamas??

Antes de que el SMGC se desatascase de su asiento y se tirase como un maníaco a ver qué nombre ponía en la entrada de la S (sigo sin comprender cómo pretendía decidir la validez de la entrada de la señora en función de cómo se llamase ella), medió la acomodadora. Ésta es una señora, estilo a las del aeropuerto que comentaba en la primera entrada de Nueva York, que lleva toda la vida ahí y está cansada de líos. Se los llevó a los dos a la entrada del teatro, donde comprobaban la validez de las entradas. Ambas eran válidas. No nos dio tiempo a ver cómo resolvían el problema porque apagaron las luces, pero sí llegamos a ver que había más gente en esa misma situación. Aaaaay Ticketmaster...

En el intermedio ya no protestaba nadie. Pero había gente que se seguía haciendo notar. Había una chica que tenía toda la pinta de ser modelo, muy, muy joven, con un vividor pero elegante treintañero en un palco. Un par de pijos de libro, con asientos de primera fila, se levantaban a apoyarse en el escenario con su culo en pompa y circunstancia mirando desafiantes y sedientos de atención al resto del público, que aprovechaba el tiempo y la tontería presente para ir al baño. ¿Cómo de desesperado tienes que estar para ir a un teatro a lucirte aprovechando un público entero que no te pertenece? ¿Vas al teatro a competir con los actores? Qué pestazo tan insano a gilipollas llegaba de aquella primera fila. Esta gente debe tener un globo de helio intracraneal. No encuentro otra explicación a que se mantengan erguidos y con volumen en la cabeza, al margen del peinado. Esto sí que es una zona cero. Quién tuviera un alfiler a mano...

El espectáculo se reanudó y nos dejó un gran sabor de boca. Al menos el justo para tapar aquel odor a panolis.

De vuelta a casa, nos dejamos deslumbrar por las luces de Times Square, donde cogimos el metro. Al salir de nuevo a la superficie, pude ver la luna y respiré tranquila al comprobar que el mundo seguía siendo el mismo. Todo formó parte del espectáculo. Y me dormí.

viernes, 16 de abril de 2010

Nueva York III: Break on through to the other side.

Bueno...las maletas sí llegaron. No fue más que un amago de recurso literario para dotar la historia de un mínimo de dramatismo, que nunca viene mal. De hecho, llegaron esta mañana que estoy a punto de describir. Os recuerdo, es la segunda mañana en Nueva York.


    Era una casa tan pequeña, tan pequeña, que cuando entraba el sol tenían que salir todos...    

Cualquiera se proponía dormir hasta las 9 del tirón en aquel loft... El ventanal era tan grande que no pudimos tomárnoslo en serio y la preocupación por ser vistos en paños menores quedó atribuída a la mirilla, la cual tenía bastante más parecido con una ventana.

Esa mañana además, no pudimos aprovechar el inevitable madrugón. Nos habían dicho en el aeropuerto que las maletas llegarían a partir de las ocho de la tarde del día anterior. Llegó un señor de origen jamaicano y del Bronx al mismo tiempo con ellas a las 12:30 de la mañana siguiente. Desde luego que después de las ocho de la tarde. Nos han jodido. Así también soy yo precisa, ¿oíste?

La historia completa fue que, a pesar de haber avisado nosotros a la casera de que llamarían a su número neoyorquino cuando viniesen con las maletas, ésta, según el tío del transporte (os recuerdo, además, que nuestro portal es el único de toda la calle que no tiene el número visible), le había colgado a las 7 de la mañana. Excuse me? Eso le contestó Pela por teléfono al jamaicano del Bronx al contarle esto. Excuse me? Es que no venía otra cosa a la cabeza. No salíamos de nuestro asombro. Y ese día, precisamente, habíamos despertado de manera "natural", porque la luz era de sol, como a las 6. Pela le ofreció nuestro número internacional, por si la casera seguía en Babia, a lo que el Mr. contestó, mientras conducía el camión:

- No international number!! I need someone to pick up the phone when I CALL YOU!!!!


Mediodía - sorry for the trouble - no problem, man - maletas.

Con la sensación de estar más limpios que nunca, recorrimos Bowery St. Íbamos con la intención de ver el CBGBs. Para nuestra sorpresa, en su lugar había una tienda de John Varvatos. Ropa rockera con mucha clase y excesiva calidad, a juzgar por los precios: la chupa más barata costaba más de 1000€ y el pañuelo más barato rondaba los 300€

La decoración era increíble. Por lo visto, el dueño es un auténtico y tiene expuesta en la tienda parte de su colección de posters. Auténticas reliquias. Además, protegidas por vitrinas, conserva zonas de la pared original, que no era otra cosa que un caos de posters y grapas. Espíritu e historia de la música todo en uno.

Lámparas del CBGB's


El local es muy amplio. En el centro tienen un pequeño escenario que deja intuír el cambio que sufre la tienda al caer el sol. Nos invitó a comprobarlo uno de los dependientes, con el que hablamos un rato y quien nos contó un poco acerca del local y acerca de tequila y cerveza gratis. ¿Pero qué les pasa a los americanos con el tequila?


El concierto, al día siguiente, era demasiado pronto para los turistas de nosotros, así que entramos con él empezado sin estar en la lista. Según Pela, porque el portero dijo "WOW!!" con los ojos muy abiertos ante mi abrigo de leopardo. Yo creo que porque al hablarle del dependiente hispano y porque quedaba poco tiempo de concierto y poca bebida (la party continuaba en otro sitio cercano). De cualquier modo, aquella fiesta desprendía un estilazo del copón. Con fotógrafo y todo que me quemó la retina con un inesperado flash nada más entrar.
Sea como fuere, nos colamos en un concierto en el CBGB's y bebimos cerveza gratis  rodeados, muy probablemente, de varios famosillos que no conocíamos, pero despuntaban de manera muy, muy obvia (¡qué rabia no saber quiénes eran!).

Para rematar la noche, habiendo malcenado en uno de los locales de la franquicia de hamburgueserías Wendy's (NUNCA MAIS), pillamos un taxi hasta el Manitoba's. Es el bar de Richard "Handsome Dick" Manitoba, cantante de The Dictators. Nos esperábamos un bar animado y lo que había era un quiz que sorteaba golpes de tequila (¡otra vez con el tequila!) y, en segundo plano, una película llamada Bitch Slap. Resumen: tres tías buenas a tortazos y patadas limpias en un descampado, manchadas de grasa y goma quemada. Vestidas, para vuestra sorpresa. La combinación de todo produjo uno de los ambientes más bizarros que he visto. Imaginaos un bar de mala muerte con el camarero entrado en años secando vasos con un trapo, de espaldas a la puerta; dos o tres auténticos de la lona y el asfalto fumando hasta el filtro, con gorra y pelo cano, y mirando hacia la poca luz que entra por las ventanas, con Bitch Slap de fondo. Ahora, además, añadidle un quiz de cultura general de varios sets de 9 preguntas en manos de una tía con un micro, demasiado relajada para la tarea. Vaya fiesta, ¿eh?

Retomando el miércoles, comimos en el ACME Bar & Grill, un restaurante de comida cajún. ¡¡Aaaaay New Orleans de mi corazón...!! La comida estaba tremenda. Tomad nota. Ahí vimos un rato del Barça-Arsenal a las cuatro de la tarde jeje. Cerveza del día: Homemade Red, casera como su propio nombre indica.

 ACME Hot Sauce - Almost Flammable!

 Quemamos la tarde por Bleecker St, llena de tiendecillas de estilo hippie y de segunda mano, además de alguna de tecnología tuneada y otra de quesos. Ésta última es referencia, de hecho. Esta tarde también vimos las míticas canchas de baloncesto públicas, pasamos por el campus de NYU (New York University) y de noche... Representación en Broadway. Esto lo dejaré para la siguiente publicación, intercambiando así las noches del miércoles y el jueves.

Estad atentos ;)

martes, 13 de abril de 2010

Madame Butterfly.

Hace 5 horas que el mundo dejó de ser el mismo. Ahora es un poco más claro, más cálido. A pesar de ser una noche cerrada y fría. Esto pasa cuando una toca la pared más allá del té verde con hierbabuena, de té milflores, de esbelto vidrio verde con sombrero de tabaco multifruta, de la mirada y de las palabras y sonríe: "por mí y por todas mis verdades".


Hay personas que irradian demasiada luz para las de vista y alma débiles. Y es inútil cerrar los ojos para protegerse. Quedarán impresas sus sombras en el reverso de tus párpados. Son fuerzas que escapan a las fronteras naturales como lo hacen a la comprensión. Hacen papiroflexia con nuestra percepción de propaganda a un nivel en el cual, si intentamos comprender, miraremos de frente y nuestro iris nunca será el mismo. Y una no puede deshacerse de su iris. Pero qué momento ese en que se produce el cambio, indefensa y toda tú, expectante...

En el instante antes de que esa luz te ciegue, despliegas las alas. Y te descubres: siempre has sido una mariposa con un miedo terrible a las alturas.

sábado, 10 de abril de 2010

Nueva York II: I wanna know, have you ever seen the world?

¡Qué noche tan mala pasamos! El día anterior había sido el más largo de nuestras vidas (¡30 horas de reloj!) y estábamos tan cansados que costaba trabajo dormir. Además, durante toda la noche y gran parte del día siguiente, cayó una lluvia torrencial que interrumpía el silencio constantemente. No había rayos y truenos, lo que me llamó la atención.

Tampoco había maletas. Ducha y a enfundarse en ropa sudada del día anterior que, para nuestra sorpresa, no olía tan mal. Ahí caí en la cuenta. ¿Recordáis el sprint hacia la última puerta de la T4? Pues no fue para nada. Fue para que a la mañana siguiente, a falta de maletas, reconociésemos nuestro olor y no nos desorientásemos completamente. Seguro que existe alguna explicación antropológica-biológica-tal... ¿Teoría del caos?

Nos tuvieron que dejar unas catiuscas, catiuscas, catiuscas, cas, cas (que en gloria esté El informal) y el paraguas más feo del mundo. True story.

Yo sigo preguntándome en qué esquina hizimos mal el giro de modo que, en lugar de atravesar visillos de lluvia, entramos en otro mundo: el de los judíos ortodoxos. Ellas, con pelo liso y media melena (todas, todas), vestido negro, zapatos negros, abrigo negro... Me seguís, ¿no? Los hombres casados, con una especie de roscón de Reyes forrado de pelo, llamado Shtraimel, a modo de sombrero. Me he informado y este sombrero se usa en Shabat, de sábado. Quizá allí son más ortodoxos o más modernos que en ningún gueto judío ortodoxo, porque lo llevaban todos los días. Los niños (no existe término medio entre niño y casado o niña y casada) no llevaban Shtraimel, claro,  pero sí iban con sus tirabuzones y sus yarmulkes (las boinas judías) .

Los niños, de negro, desde pequeñitos. Sólo las niñas más pequeñas usaban algo de rosa antes de... ¿de qué?

Por supuesto, como todo grupo religioso ortodoxo, hijos a montones. Llegamos a ver una familia con ocho pequeñuelos que no se llevarían más de un año entre ellos y otra familia con trillizas, gemelas y una niña.

En fin, de manera más o menos injusta, todos tenemos limitaciones. Y como un buen robado vale más que mil palabras:


Ese martes lluvioso dejamos que los techos de la zona determinasen la ruta a seguir: Herald Sqaure, 34 st., St Patrick's, Madison Square Garden... Y un Macy's, ofcors. La decoración era una fiesta de primavera. Auténticos ramos de flores de plástico por aquí y por allá, en estanterías y los altos de los pisos. Mi conclusión fue que un Macy's es El Corte Inglés con más turistas, menos pijerío y un poco más de creatividad, que no está mal. Por lo demás, ni los precios son bajos ni l@s emplad@s saben realmente acerca de los productos de su sección.

Para comer, nos refugiamos en un irlandés: Connolly's. Aspecto de pub clásico inglés, bastante amplio con un segundo piso, al menos, que yo intuyese. Hamburguesas y sandwiches riquísimos y un trato excepcional, a pesar de nuestro sutil aroma a viaje transatlántico, enseres ausentes y ansia de segunda piel inmaculada. Resumiendo, estábamos hechos un poema. Aquí tomamos la cerveza del día: Rolling Rock, classic American lager.

Aunque he de decir que, con el cuento de dejar el 10% de propina, nos trataron de manera óptima en todos y cada uno de los sitios a los que fuimos. 

Seguían cayendo calderos y calderos de agua, el cansancio vencía y estábamos pendientes de que nos llevasen las maletas a nuestra casa neoyorquina, así que recogimos.

Leyendo la obra de Arthur Miller, A View From The Bridge, que veríamos el miércoles en Broadway, y con el portátil, pasamos el resto de la tarde, que no era mucha, esperando las maletas... Que no llegaron nunca.

Por los 265 días de 2010 restantes.

Por la calle, delante de mí, iba un niño pelado, con tono amarillento. De la luz del sol, prefiero pensar. En brazos de su padre, que era muy alto, y cogido a un globo azul de helio. Más cerca del cielo que de la tierra.

Su hermana intentaba amaestrar un monopatín pequeño con el apoyo físico de su madre, pero siempre a punto de caer. La tierra la reclamaba.


Con la voz más débil que he oído nunca salir de la boca de un niño emocionado y divertido, un sábado primaveral, un día estupendo, le decía el valiente a su hermana: "¡Agárrate!¡Agárrate!".



Agarraos a la vida. Lo más fuerte que podáis.

miércoles, 7 de abril de 2010

Nueva York I : ligero equipaje para tan largo viaje.

Subimos a un taxi y 27€ después pisamos Barajas. Creíamos que con tiempo suficiente para facturar y aburrirnos esperando a que llegase el minuto de embarcar. Pues no. Las 2 horas de antelación han pasado a la historia. Mínimo 4. Hubo que esperar una cola considerable, de tensiones también considerables.

¡Nos toca! "Hay overbooking, de modo que no tenéis asiento asignado a no ser que algún pasajero falle."

¡Big! "BANG"

Debido a este atraco a check-in armado, en un abrir de ojos y boca echamos a correr como locos hacia la puerta de embarque correspondiente. Cómo no, era la última de la T4: U74. Con la sudada y el jadeo de nuestra vida de tanto correr, y sigo hablando del aeropuerto, nos dimos de bruces contra una COLA. Un látigo humano que nos sacudió el sudor de la frente a cámara lenta, con los mofletes a galope. Algo regalaban, seguro, por ejemplo plazas en el avión

Cuando quedábamos los 5 del overbooking pringaos, nos enteramos de que una pareja joven llevaba 6 días esperando. 6 días. 1, 2, 3, 4, 5 y 6. Uno detrás de otro. El corazón nos bajaba cual ascensor sin frenos. Por suerte, amortiguó la caída el hecho de que estos dos personajes son hijos de trabajadores en el aeropuerto y deben tener algún tipo de ¿ventaja? al viajar, como: asiento libre --> viajas, chaval. También deben tener mucha paciencia porque hacer una maleta y una mochila y abrirla y cerrarla 6 días debe ser una gran lata de melocotones en almíbar.

Habiendo entrado en un interesantísimo debate acerca de estudios estadísticos, la diferencia entre los conceptos perder y dejar de ganar dinero y con amenaza de indemnización de 600€ para cada uno y vuelo siguiente en los oídos, confirmaron plazas vacías y tuvimos que subir. ¡Vaya, hombre!

Sobra decir que las maletas no subieron con nosotros. ¿Cómo habría solucionado este problema Terry Pratchett?

Llegamos a Nueva York a las 19:40 de allí. Inmediatamente después de un control y otro y otro fuimos a reclamar el equipaje. Ilusos de nosotros, que nos creíamos que lo que sale en las pelis es mentira todo. Realidad pura y dura.

La situación en el mostrador de Iberia era la siguiente:
una señora entrada en carnes, años, pelos y chicle, apoyada sobre su mesa y jugando con un bolígrafo, nos atiende. A su lado, otro dependiente entrado en años, bigote, dioptrías y disconformidad con el mundo no necesita chicle porque masca una queja tras otra acerca de clientes ¿inesperadamente? preocupados por las maletas con un "they always show up!!". Y ni siquiera iba dirigido a nosotros. Quién le oyera cuando nos fuimos...

Apareció la tercera en discordia. O discardio diría yo a juzgar por el sobrepeso. Resultó ser la standing comedian del aeropuerto. Lo agradecimos, oye. Nos hizo más ameno el intercambio de datos con la quinceañera con progeria que tiene por compañera.

Señor de bigote: Oh, I've left my glasses over there.
(Ah, me dejé las gafas ahí.)    
Standing comedian: You saw that very clearly...
(Lo has visto muy claramente...)


Una vez fuera, pillamos un taxi hasta Brooklyn. El taxista, por cierto, hablaba muchos idiomas, entre los cuales no estaba el inglés ni ningún otro reconocido por la Escuela Oficial de Idiomas. Nos entendimos de igual modo gracias a esa intuición universal de los taxistas de un continente para con clientes de otro continente, estando todos en un tercer continente...¿? Para más inri, nuestro portal era el único que no tenía el número en la puerta en una calle con más de 600.

Nuestra casera resultó ser una señora bohemia de la vida con gafas de pasta y brillantes y un scott terrier llamado Hansel, "Hans". Nos contó que desde el edificio en cuestión, donde viven varios fotógrafos, fue tomada la fotografía que ocupó la primera página de The New York Times el 12 de septiembre de 2001. Imaginaos qué vista se aprecia desde la azotea del edificio... Y ahora elevadlo al infinito.

Rodeados de velitas apagadas, papel de cocina con corazones, molde de hielos de corazones, un vino de agua dulce llamado Petit Amour (el cual explicaba el participio en la historia de haberse dedicado durante un tiempo la casera y su marido a la importación de vinos españoles) y alguna horteradilla de serie más que contrastaba fuertemente con el apreciable estilo decorativo de nuestro loft y del suyo, caímos rendidos en la cama más grande en la que he dormido nunca.

La Ciudad, mientras, esperaba pacientemente al otro lado de nuestro ventanal y del puente de Williamsburg.



miércoles, 24 de marzo de 2010

Sencillo Op.1 No. 1

Hoy hay sido 1 bueeeeen día. Porque me he leVANTADO con el ánimo en el subsuelo y a las 10 ya era otra persona. Y eso que tenía una d e n s a asignatura de 9 a 11. Por suerte, hoy no vino el profe de siempre, que me deja la muñe-ca sin defensas. Esta mañana nos ha dado la clase un Maestro De La Enseñanza que ha explicado más, en el mismo tiempo,
a menos velocidad. Y en el proceso no ha que b ra n tad o ninguna Ley De La Física.

A lo mejor me ha animado el EntornO, la gEnte.Comentar el findesemana con alguien que no puede ni imaginaaar lo que yo intentaba comunicarle. Hasta a mí me cuesssss-ta hacerme al hecho histórico en que se convirtió la noche del sábado. Pero, sin embargo, abría los O¡Os con sorpresa y honestamente se reía con lo que le contaba.

O puede haberme gustado la clase.

De tarde, además, me probé fuerte en un campo en el que me creía d é b i l ante Alguien ennndemoniadamente genial en el Área. Quizá ese pequeño momento de superación personal de (O,O)rigen ¿esconoci¿o me ha hecho sentir aún mejor a pesar de mis e s c a s a s horas de szZzueño (¡16h en 1,2,3 días!).

Luego me fui con mis Amigos a enseñarle Madrid a un cuarto (ya licenciado) teleco, con máster en el MIT y actualmente trabajando en el CERN.

Se ha puesto a l l l l l loover y no tenía paraguasSsSsSsSs... y he vuelto a casa a poner la lavad|O|ra o lavad|O|r. Por sUerte, Curro se me ha A-delantado.

NO me apetecía n a d a . . .

Y he venido a escribir, tras intuír que la chica serrano, Por Siempre prepúber y con cara de hOgaza de ppaann de leña, invitada en Pasapalabra, podría arruinarme la tarde de-con-fort.

A escribir que hoy a sido un buen! día. Un buen puÑado de hOras durante las cuales me he sentido acOGida, ne-ce-sa-ria, queriiida y aliviaaadaaaa.

A lo mejor ha sido todo cuestión de rom Per l a r u t i n a. Pero qué manera de romper
la ru T i Na tan Marav¡!!osa. Digamos que se han
ido
eNtReLaZaNdO planes esPONtáneos tan perfectamente como tReNzAdA está la crinnn de un pequeño pony fucsia. Los ponys con y existen. Para verlos, sólo hay que ponerse un papel celo-fán ante los OjOs y mirar DEFRENTE. y sin
miedo alguno a un caballo TeRrRrRrRoríficamente AmEnAzAdOr.



Sin +, hoy ha sido un día Extra!o r d i n a r i o.

domingo, 28 de febrero de 2010

Pensées profondes.

Supongo que si algo nos mantiene alejados de Casa, como pueda ser el trabajo o los estudios, no es de extrañar que también nos haga perder contacto con nosotros mismos.

Estos tiempos que corren nos inducen a sentir necesidad, e incluso ansia, de despedazarnos para que el mundo nos digiera. Como una moneda a un pozo, arrojamos pequeñas partes valiosas de nosotros mismos a ese gran engranaje de intereses y, nos gusta pensar, de oportunidades que nos presentan como "mundo" mientras cruzamos los dedos tan fuerte que hacen "crack". A veces se nos olvida cómo se descruzan y creemos en la posibilidad de que surta efecto aun sin haber arrojado moneda. Mesura, chicos, y vista al frente.

Quizá por muchas maletas que hagamos siempre dejaremos una parte importante de nosotros en el lugar de partida. Quizá nunca somos y estamos completos en ningún momento ni en ningún lugar. Las cosas pertenecen al lugar donde surgen.

Quizá no existe tal diferencia entre pueblos nómadas y sedentarios sin hablar de valentía y ambiciones. Me gusta. Olvidémonos de la geografía. Fuera caminos, canales y puertos. Hablemos de espíritus nómadas y sedentarios. Los sedentarios se acostumbran a los recursos naturales del entorno. De la misma materia prima surgen casas, herramientas, comida. Explotan sus alrededores por necesidad. Los nómadas, en cambio, están acostumbrados a acostumbrarse, que es diferente. Tienen unas necesidades que cubrir al mismo tiempo que unas ideas que desarrollar para favorecer la supervivencia. De cada lugar nuevo aprenden algo nuevo. Suman y siguen.

Los sedentarios cuentan con una zona del mundo en la que cobijarse, contar recuerdos y a la que llamar "casa".

La "casa" de los nómadas es el mundo.


Yo de mayor quiero ser nómada, aunque ahora me flaquee la valentía de vez en cuando. Admiro muy honestamente a los nómadas consagrados. Tienen que ser personas fortísimas.

Hace poco leí que los muros que surgen en nuestras andanzas han de servirnos para pensar cuánto deseamos eso que está al otro lado. No significan que nos hayamos equivocado de camino y debamos volver al principio. Simplemente nos hacen comprobar que la proporción esfuerzo-interés nos sigue pareciendo razonable. No se ha de medir la altura del muro, sino las ganas de derribarlo.

Anyway, con esta entrada sólo quería hablar un poco de libertad y movimiento.

Un último pensamiento profundo: es curioso que cuando menos libertad tenemos, que es cuando aún recurrimos al permiso paterno, defendemos nuestras ideas como brillantes, como si nadie las hubiese pensado antes. Nos niegan el permiso y de repente, de nosesabedónde, nos salen orgullo y tesón para derribar los muros mencionados de un soplido.

Sin embargo, pasa el tiempo y llega el día en que tomamos las riendas de nuestra vida y nosotros mismos nos hemos de limitar (¿hemos?). ¿A dónde se va la pasión por las ideas de la que hablaba? De repente ya no insistimos tanto; tememos, todo nos parece un riesgo terrible. Nos vemos mayores y con poco tiempo para hacer todo lo que queremos y para lo que, al mismo tiempo, no arriesgamos tanto como debiéramos. Y lo sabemos. Aquí entra en juego el nomadismo o sendetarismo de la persona en cuestión.

Y todo esto lleva a envejecer deprisa con sensación de no tener tiempo y sin pasión.

Me niego rotundamente. Me niego a dejar de apasionarme con los años. A actuar como si no importase o no me fuese a dar tiempo a terminar. Sería como asumir que 80 años son suficientes para conocer y cansarse de todo. Es ridículo.

jueves, 25 de febrero de 2010

Maple is fun.

Hoy generamos una matriz nula tan bonita que daban ganas de rellenarla.

jueves, 4 de febrero de 2010

La mierda ni se crea ni se destruye.

Se transforma.

En mi caso en calcetín de rayas blancas y negras y talón y puntera azul turquesa. Es el típico calcetín de rayas blancas y negras y talón y puntera azul turquesa que desaparece en el camino del tambor de la lavadora al tendal. O del cesto de la ropa sucia a la lavadora. O quién sabe. Ese que nos descoloca al tender su pareja solitaria y nos vuelve a descolocar al recogerla del tendal. "Ya aparecerá", porque hay tantos sitios donde puede esconderse un calcetín si no es el cesto de la ropa sucia o la lavadora o el trayecto que los une. Son listísimos.

Al barrerlo de debajo de mi cama, me decidí: es hora de limpiar el baño.

Lo que pasa en los pisos de estudiantes es que los inquilinos no tenemos experiencia previa en labores del hogar. Ni en muchas otras cosas...decentes y confesables. Así que vamos adquiriendo útiles de limpieza según los necesitamos. ¿Qué quiere decir esto? Que justo en ese momento en el que te armas de valor para enfrentarte a todas esas bolas de polvo que juntas ya recuerdan al "monstruo de humo" de Lost, no tienes bayeta, o limpiahogar (el jabón del suelo se llama limpiahogar y lo hay de sabores) o, qué se yo, ganas. Y lo dejas para otro momento en el que tengas el kit de limpieza completo, o al menos completo para una estudiante. Y además, dentro de tu alivio, te enfadas y todo. Como si de repente fueses una adicta a la limpieza.No fue el caso hoy. Como decía, me decidí a limpiar el baño a pesar de los pesares: no hay guantes de goma. Bueno, no hay mal que por bien no venga, así rascas con las uñas esas manchas que no salen ni con piedra pómez...

Como no hay guantes, no voy a usar la bayeta, que tampoco está reluciente para empezar. Idea: enjuago la fregona en el agua y el limpiahogar (¿pero qué tiene esta palabra que al decirla una se siente como Carmen Lomana?; entiéndase por la experiencia en limpiar su propio baño, no la dicción) recién mezclados y la paso por el retrete, eso que no quieres tocar ni con un palo. ¡Ay va..!

Pero como eres nueva en esto y la potencia sin control no sirve de nada, no controlas la fuerza y al repasar el trono se te escapa el mocho (apéndice "peludo" de la fregona, si bebes no friegues) y le pegas un repasón al papel higiénico, que siempre está fuera de alcance sin esfuerzo excepto en este momento. Aaaaaaagggg....

Le das un tirón al papel con manos y cara de asco y cuando has contado una vuelta o dos del rollo, lo cortas, porque ya no quedan gérmenes... ¡¡Y al WC con él!!

Sigues limpiando el retrete y se te engancha ese cacho de papel (que ya está absorbiendo agua del retrete) al mocho. Historia de amor donde las haya. Esto me recuerda a Woody Allen: "el sexo sólo es sucio si se hace bien".

Una vez te has deshecho de esas capas de celulosa semiperforadas (aquí nos limpiamos con gasa, otra vez Carmen Lomana), te das cuenta de un hueco que siempre ha estado ahí y nunca has visto: entre la pila y la bañera. Aquí se aplica la técnica del gondolero: encajas la fregona, aprietas y la retiras arrastrándola, como si hundieses el remo de tu góndola azulejada en un canal de sabor a limón. Y otra vez. He de decir que en un arrebato de teletransportación me he arrastrado yo hacia el hueco en lugar de traer la fregona hacia mí.

Y digo yo que la teoría de la relatividad tiene algún vacío teórico. Si existe un movimiento relativo, deberia limpiarse el hueco tanto si me arrastro yo hacia él apoyándome en la fregona como si arrastro la fregona hacia mí. Si es que se deja una llevar y cuando se da cuenta está contradiciendo a Einstein con un mocho y ropa de fregar.

Aclarado, alguna pincelada más por sitios estratégicos, aclarado y se friega el suelo, previamente barrido. Se deja secar. Listo para ensuciar.

Por cierto, preguntaré esto de todas formas, a riesgo de parecer que no he barrido en mi vida: ¿alguien consigue barrer absolutamente todo? Que por favor me diga cómo lo hace o me veré condenada de por vida a recurrir a la maniobra galáctica de "repartir hasta desaparecer" esa última fililla de porquería imposible de recoger.