miércoles, 21 de enero de 2009

Cara a cara con el Karma


11 días he tenido que esperar para tener tiempo y una pizca de energía de sobra para escribir. Febrero escuece ya para los universitarios. Y yo, que me las sé todas, desinfecto las heridas con vinagre de aceitunas y pepinillos y sal de galletas saladas. Cómo era aquéllo... Mens sana in corpore insano. Eso.

Igual que a un perro se le camuflan (no siempre, que no son tontos) pastillas en jamón york, yo camuflo distribuciones de carga entre porquerías ricas de la tienda de frutos secos de abajo.

Qué vicio decir camuflo. Es una de esas palabras que al pronunciar con una frecuencia desmesurada pierden el significado. Se meten en un acelerador de partículas lingüístico en el que la fueza centrífuga libera a la palabra de toda semántica inicial. Esta palabra, concretamente, pudiera acabar siendo un poncho peruano con trenzas de lana. O unas zapatillas con borreguillo por dentro. Aunque de estas últimas me parece que existen, de hecho, varios pares repartidos por el mundo.

Y a vueltas con el mundo, ayer me topé con una chica que parecía tener dificultades con su equipaje sobre ruedas (que no patas, amantes de Pratchett), bastante más pequeño que la mitad del mío. Estaba detrás de su maleta, doblada de cara a ésta, tensando las cuerdas que la sujetaban, a la maleta, al carrito metálico, y con el pelo por la cara. Me ofrecí a ayudarla, recordando viejos tiempos, y quiso el Karma con mayúscula que la chica fuese rusa. Al final sólo necesitó un par de indicaciones para coger un bus, pero siento que he devuelto la mano que aquel día me echó el mundo (aunque a regañadientes, eh...). Amén. O lo que se diga si crees en la bondad y en que al predicar con este ejemplo el mundo te recompensará. Es decir, bienaventurados los mansos que heredarán la tierra. Se dice amén, ¿no?

Poco más. Sex Museum me dejaron sorda del oído izquierdo el viernes y me compré un paraguas con mango. No estoy muy segura sobre cómo describir un paraguas con mango en la era de lo plegable y lo minimalista. La expresión “paraguas con mango” disipa todo el glamour. Es como decir “agujero en la piel”, en lugar de piercing.

¿Estará ya incluido en los cánones estéticos que gobierna el término vintage o se trata de un clásico? Qué impresión, lo que yo usaba habitualmente en mis tiempos mozos y gallasperos ya cicla en la moda. A este ritmo voy a tener que alternar polainas con tanga a lo largo de la semana.

Apelo a continuación (dos rombos) a los lectores y editores de la Rolling Stone. Me quedé estupefaciente, estúpida, estática, e incluso estupefacta cuando tras leer en la portada Los 100 mejores cantantes de todos los tiempos y pasar página veo una foto de Britney Spears con una frase entrecomillada de su propio huerto, por qué no decirlo, abonada con su propia masa de residuos orgánicos desechados por el cuerpo que nada tiene que ver con la inteligencia de la que huye despavorida la muchacha. Mierda. Que me pierdo. La frase dice así: "Ahora me siento como una abuela".


Los 100 mejores cantantes de todos los tiempos.

Britney Spears enseñando el piercing, que no agujero en la piel, del ombligo y dejando asomar un tattoo, que no tatuaje, de la cadera: "Ahora me siento como una abuela".


Porque Britney Spears no cree en las Chicas de oro, sino en las chatis de acero quirúrjico.


¿Qué será lo siguiente? Hagan sus apuestas:


1. Waku-waku en la National Geographic;

2. La casa de Gran Hermano en Nuevo Estilo;

3. Carmen de Mairena en el catálogo de Victoria's Secret;

4. Petit-Suisse de morcilla;
5. Amy Wino, o Winehouse, o comosea, al frente del Centro Reto con el eslogan, más que evidente: No, no, no…
6. Actuación para niños de Risto Mejide
en colaboración con Rita Irasema en Redes bajo el título Doble R contra las cuerdas o Tridentendidos.


Una vez conocí a un ginecólogo llamado Dr. Agujero. Verídico. Era alemán. Si ver, veremos...

La guinda a este pastel de actualización la pone la (debo coger aire para calmar mis nervios) carta de pago de la universidad. Ya quasi soy alumna de toda la vida de la Politécnica. Me siento como si me hubiesen dado, tras años de espera, tergal y construcción, la nacionalidad española. Estoy de enhorabuena, queridos míos.


Además, me han chivado una web donde están TODOS los exámenes, de TODAS las asignaturas, de TODOS los años, todos RESUELTOS. Jo, jo, jo...



¡Ay qué hambre! Voy a comer. Que necesito fuerzas para repartir muchos besos y abrazos por la tarde de la mano de Rouco Varela en la cabalgata del orgullo Gay.


Bueno, es mentira, pero vaya estampa, ¿eh? Más bien sería una estampita.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

estupefaciente estoy yo con tu textorrrr bárb, y la verdad, espero que el karma exista, de verdad

Bárbara dijo...

Yo cada día estoy más convencida de que sí... ;)

Anónimo dijo...

aaayyy cuuuki!!!!ya te contaré yo del karma!!!que toy en un momento zen.....vams a decir muy bonito, aunque bueno, realmente no..ye muy difficil, pero hay que intentalo, que como bien sabes, uno de nuestros porpósitos para esti año ye ser positivo!!!asique tu tranki, que no pasa nada!!!jijij!!!!

me encanta como escribes, cualquier día voy a recopilar todas tus memorias y te voy a hacer famosa!!!!asi empezaronn muchos de los grandes pensadores del XVII, XVIII....ayyy!!!que entrañable todo!!!!

un besote y muchs abracitos cuki!!!!y buen karma!!

Bárbara dijo...

Mariii!!! Púrpura! Ya me contó Pela que estás estudiando un montón y el Charles también jeje.

Pues tengo ganas de hablar contigo de karmas y zenes. Se me ocurren frases filósóficas y todo.

Ya te las contaré ;)

Un beso muy grandeee!!